Claudia Sheinbaum asume la presidencia de México en la fecha y se convierte así en la primera mujer en ocupar ese cargo en el país. Andrés Manuel López Obrador, su aliado político, dejó el poder asegurando que la nueva mandataria será “la mejor presidenta del mundo”. La preparación de la ceremonia de traspaso generó ciertas polémicas, por el veto a la participación del rey Felipe VI, la ausencia de Miley, y por la duda persistente sobre si el exmandatario de México será quien siga realmente gobernando el país desde la sombra.
La ceremonia de traspaso de mando está marcada para hoy 1 de octubre, a las 16:00 en una ceremonia solemne en la Cámara de Diputados. El día de ayer, presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, dio su última conferencia de prensa al frente del Poder Ejecutivo, ejercicio que llevó a cabo desde diciembre de 2018, cuando arrancó su Gobierno. “Me dediqué a servir al pueblo; me siento muy orgulloso, muy contento, que atendimos, escuchamos y respetamos a todos, pero le dimos preferencia a los más necesitados”, aseveró. El mandatario mexicano destacó que durante su mandato se logró reducir la pobreza y aumentar el salario mínimo.
López Obrador entrega la banda presidencial a Claudia Sheinbaum Pardo, doctora en Física, cuyo cargo anterior fue como jefa de Gobierno de la capital del país y que ha prometido dar continuidad a las políticas implementadas por su antecesor, así como construir lo que ella ha llamado “el segundo piso de la Cuarta Transformación de México”, haciendo alusión su intención de dar continuidad al plan de trabajo que inició en 2018 el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
La referencia se refiere a los segundos pisos del periférico que implementó cuando fue la titular de la Secretaría de Medio Ambiente del Distrito Federal, impulsando mejores vías de comunicación en la ciudad de México. Es por esta y otras razones que muchos duden hoy sobre si López Obrador gobernará realmente durante su periodo de mandato, desde la trastienda.
Desde su triunfo en las elecciones de julio de 2018, López Obrador dijo que su movimiento ha sido una «revolución pacífica», pero igual de profunda que la lucha de Independencia iniciada en 1810, que la reforma liberal impulsada por Benito Juárez en la segunda mitad del siglo XIX, y que la Revolución contra el régimen de Porfirio Díaz, encabezada por Francisco I. Madero, Francisco Villa y Emiliano Zapata a inicios del siglo XX.
En torno al evento de traspaso de mando, la principal polémica giró en torno al veto a la participación del rey Felipe VI, de España, aunque sí se invitó al presidente Pedro Sanchez, a lo que el gobierno del país ibérico decidió no participar. De esta manera se generó un impasse diplomático, cuya causa se remonta a 2019, cuando Andrés Manuel López Obrador mandó una carta a Felipe VI pidiendo que se disculpara por la Conquista de México, hace 500 años, a lo que la corona española no respondió.
Sobre este asunto, Claudia Sheinbaum compartió un comunicado en sus redes sociales, explicando que no se invitó a Felipe VI por no haber contestado a la misiva de AMLO hace cinco años. Por su parte, el exmandatario, López Obrador dijo que respalda la decisión de Sheinbaum de no invitar a Felipe VI.
Por otra parte, la ausencia del presidente argentino Javier Milei se puede entender como una señal de que se van a endurecer las relaciones entre Argentina y México. El presidente argentino tampoco felicitó personalmente a la nueva mandataria mexicana cuando fue electa y a cuyo antecesor, López Obrador, calificó de “ignorante”.
Tampoco asistirá a la ceremonia la canciller Diana Mondino. Quien sí participará es uno de los acérrimos opositores de Milei: Axel Kicillof, gobernador de la estratégica provincia de Buenos Aires y uno de los líderes del peronismo, quien asoma como principal rival del libertario. “Agradezco la invitación a participar en la asunción de Claudia Sheinbaum, la primera presidenta de México. Es un honor acompañar este momento histórico, fundamental para fortalecer la unidad latinoamericana”, escribió en sus redes. Sheinbaum podría apostar a una alianza con un sector del peronismo argentino a partir del vínculo con Kicillof, con quien tiene una clara mayor afinidad ideológica.
El viaje de Kicillof dista de ser una excepción. En apenas tres meses, el gobernador bonaerense viajó a Brasil para reunirse con Lula Da Silva; a Uruguay, para dialogar con el expresidente José Mujica (2010-2015) y con el intendente de Montevideo, Mauricio Zunino, y a Roma para mantener un encuentro personal con el papa Francisco, con quien habló en dos ocasiones.
Fuente: @sputnik