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EL ESPECTADOR | Luego de siete años de estar alejada de los escenarios, la artista volvió a salir de gira para llevar su música a estadios y grandes arenas de América, Europa y Asia. De forma estratégica, escogió Bogotá como la última parada de “El Dorado World Tour”.

La etapa latinoamericana de esta gira empezó en Ciudad de México con dos conciertos sold out en el imponente Estadio Azteca. Durante esas dos noches, Shakira demostró que es la única cantante femenina en América Latina en lograr vender tantas entradas para sus conciertos. En ese recinto del fútbol solo se han agotado shows de artistas de la talla de Michael Jackson, Rolling Stones, U2, Paul McCartney y Vicente Fernández.
Y es que esta gira lo tiene todo: un repertorio que incluye canciones de sus inicios como Estoy aquí, Dónde estás corazón, Si te vas e Inevitable, así como hits más recientes como La bicicleta, Chantaje, Loca y Rabiosa.

Se podría decir también que esta es la gira más exigente de Shakira, porque se mueve en el escenario de un lado a otro durante casi dos horas y se conecta de una forma muy personal con los fanáticos al cantar sus temas más sentimentales. Por ejemplo, Antología en vivo es casi una experiencia religiosa en la que miles de almas se conectan para cantar casi a una sola voz ese clásico lanzado en 1995 en el álbum Pies descalzos.

Esta gira también es especial para la colombiana porque es la primera vez que ofrece conciertos siendo mamá de dos pequeños niños: Milán y Sasha, que se han dado cuenta de que su mamá puede llenar grandes estadios, al igual que lo hace su papá Gerard Piqué cuando juega con el equipo de fútbol Barcelona FC o con la selección de España, con la que ganó en 2010 la Copa Mundial de la FIFA.

Indudablemente este show es una dedicatoria para su familia. Al final de la interpretación de la canción Amarillo, incluida en el álbum El Doradoganador de premios Grammy y Latin Grammy, Shakira muestra que lleva a sus tres hombres a todas partes en una ilustración que está plasmada en la parte trasera de su guitarra acústica.

Uno de los momentos más llamativos de este espectáculo ocurre cuando la barranquillera decide hablar de la famosa leyenda de El Dorado. Allí explica a través de un video corto, narrado por un niño, cómo se pobló la Tierra gracias a Bachué, la diosa madre. Segundos después, Shakira aparece en tarima con una máscara andina y empieza a bailar de forma magistral la danza del vientre para darle paso a la canción Suerte/Whenever Wherever, tema que le abrió las puertas en el mercado internacional hace 17 años.

En otro video aparece sumergida en el agua mientras recita fragmentos del poema Asunción de ti, del escritor uruguayo Mario Benedetti. Este momento sirve como excusa para que la artista pueda ir de forma veloz a su camerino a hacer algunos cambios de vestuario. En total, la cantante usa durante el concierto seis trajes, algunos pensados exclusivamente para resaltar los bailes que hace en el escenario.

En cuanto a colaboraciones, se pueden ver en las pantallas varios invitados; está Maluma para el tema Chantaje, Rihanna aparece cuando Shakira toca la batería en Can’t Remember To Forget You, su amigo del alma Alejandro Sanz incursiona al final de La tortura; Carlos Vives durante La bicicleta y Nicky Jam también se ve durante la interpretación de Perro fiel. Por cierto, la barranquillera hace durante 30 segundos un cover del hit de reguetón El perdón confirmando que sucumbió ante el género urbano.

Este completo show muestra a una Shakira agradecida con Dios y con su público. Recordemos que a finales de 2017 se vio obligada a aplazar toda la gira debido a una hemorragia en sus cuerdas vocales. “Los milagros existen y les agradezco por estar conmigo en los buenos y malos momentos”, dice la cantante en sus espectáculos.

En vivo se puede ver a la rockera, la popera, la costeña y hasta la reguetonera, porque se embarca en un viaje de sonidos que la han llevado a mantenerse vigente y en la cima durante más de 27 años de carrera artística. ¿Qué otra artista colombiana ha logrado tener canciones #1 en las últimas tres décadas? Exacto, ninguna.

Para esta gira por Latinoamérica el escenario es más grande que en Estados Unidos y Europa, tiene un juego de luces impresionante y sorprende la cantidad de pirotecnia que es usada para darles más vida y emoción a diferentes momentos del show. Sin lugar a dudas, el clímax de todos los conciertos ocurre cuando Shakira grita con sentimiento “Cumbia de Colombia grande”, en el reconocido sencillo de 2006 Hips Don’t Lie mientras mueve las caderas de la manera en la que sabemos que lo hace. Es muy grato ver tantas banderas de colores amarillo, azul y rojo en los conciertos de Shakira alrededor del mundo porque, a final de cuentas, fue la primera mujer que les mostró a los extranjeros que “en Barranquilla se baila así”.

El show El Dorado termina en un punto muy alto con Shakira cantando y bailando La bicicleta, canción en la que fusiona vallenato, reguetón, champeta y pop. Ese tema es especial, porque la acercó de nuevo a su tierra y la trajo de regreso a la música luego de estar apartada de los estudios de grabación por algunos años. Ojalá no tengan que pasar otros siete años más para ver de nuevo a Shakira en concierto, porque el mundo merece tener activa a una artista de su nivel: comprometida, entregada, alegre, sentimental y polifacética.