Nos encanta evadirnos ante una buena historia en televisión y, si ésta es a elección y demanda, resulta un plan perfecto pasar una tarde frente al televisor disfrutando de Netflix, HBO, Movistar u otros sistemas similares.
La televisión en streaming con el contenido bajo demanda se ha convertido para muchos hogares ya en la única forma de entretenerse frente al televisor, pero ¿y si este tipo de consumo sin interrupciones deriva en un trastorno?
Medios indios y anglosajones han publicado estos días la historia de un joven indio de 26 años ha sido tratado específicamente por su desmedida adición a Netflix. Este hombre perdió su empleo y se refugió en Netflix para evadirse de una realidad que le angustiaba, y así pasaba horas y días enteros frente al televisor, y cuando sus familiares le reprochaban esta actitud, su sentimiento de culpabilidad le hacía aislarse todavía más en la plataforma.
Le bastaron seis meses para perder el control y necesitar conectarse a la plataforma como si se tratara de una droga. En su caso, las alarmas saltaron cuando esta adicción comenzó a dejar sus secuelas físicas: sueño irregular, ojos enrojecidos, agotamiento… consecuencia de sesiones ininterrumpidas a diario de más de siete horas sin descanso.
Netflix hace públicos interesantes datos sobre el comportamiento de sus abonados y como referencia, entre todos los usuarios se consumieron como promedio mil millones de horas de contenido a la semana. El problema, realmente, surge cuando no hay disfrute sino necesidad a la hora de plantarse frente a la pantalla para ver series. Algo así le ha sucedido a este joven de Bangalore, que ha tenido que ser atendido por especialistas.
“Cualquier inclinación desmedida hacia alguna actividad puede desembocar en una adicción”
¿Qué ingrediente tienen las televisiones en streaming que las hacen susceptibles de ser adictivas? La recompensa instantánea: el afectado por esta adicción sabe que verá recompensada su ansia viendo una u otra serie.
Con todo, los expertos se distancian de culpar al detonante de la adicción y centran más el foco en la propia persona. “Cualquier inclinación desmedida hacia alguna actividad puede desembocar en una adicción”, explica Enrique Echeburua, catedrático de psicología clínica de la Universidad del País Vasco.
“Lo que separa una afición de una adicción es que de conductas normales se pueden hacer usos anormales si la frecuencia o cantidad de tiempo/dinero invertidos condicionan negativamente las relaciones personales, laborales o de salud de la persona afectada”, afirma.
Según este experto, el tratamiento para una adicción de estas características pasa por “desconectar para reconectar”, y lo recomendable sería un ingreso en la clínica “donde se garantice una abstinencia total de las series durante un tiempo (2-4 semanas), de manera que se desconecte por completo para aprender a reconectarse de una manera no problemática”, explica Echeburua.
Con todo, un repaso por las redes nos da cuenta de que la existencia de cada vez más testimonios de abonados a las plataformas en streaming que confiesan abiertamente su enganche y les cuesta “desconectar”.