Río de Janeiro.– Miles de brasileños tomaron hoy algunas de las principales calles de más de cien ciudades del país para exigir la salida del Gobierno de la presidenta Dilma Rousseff, quien actualmente afronta un juicio político con miras a su destitución en la Cámara baja.
Una de las protestas más numerosas se produjo en la capital del país, Brasilia, donde unas cinco mil personas, de acuerdo con fuentes policiales, se congregaron frente al Congreso.
Un gran muñeco hinchable que caricaturizaba a Rousseff presidía la protesta llevada a cabo por brasileños, en su mayoría vestidos de amarillo, que demandaban la destitución de la mandataria al grito de “Fuera Dilma”.
En Río de Janeiro, donde la protesta tuvo lugar en la emblemática playa de Copacabana, camiones equipados con altavoces trasladaban a los asistentes mensajes y consignas demandando el fin del mandato de Rousseff, quien fue reelegida en 2014.
En Sao Paulo, los manifestantes se dieron cita en la céntrica Avenida Paulista, una de las principales arterias de la ciudad, donde llamaba la atención un camión de la organización Unión Nacionalista Democrática (UND) desde el que, al son de himnos marciales, se solicitaba una “intervención militar constitucional”.
En total las protestas, que fueron convocadas por grupos sociales como “Vem pra Rua” o “Movimento Brasil Livre”, que se dicen ajenos a partidos políticos, se llevaron a cabo en más de cien ciudades del gigante suramericano.
Por falta de tiempo a la hora de convocar a la ciudadanía, estos grupos ya preveían que las protestas de hoy no serían masivas, como lo fueron en abril o agosto pasados, cuando millones de personas tomaron las calles en protesta por la corrupción y la crisis económica del país, pero consideran que la acción de este domingo es una manera de calentar motores de cara a futuras manifestaciones.
La presidenta afronta en estos momentos un juicio político con miras a su destitución que comenzó el pasado martes en la Cámara baja, pero que en estos momentos se encuentra suspendido a la espera de que el próximo miércoles, día 16, la Corte Suprema se pronuncie sobre los procedimientos necesarios para llevarlo a cabo.
Los cargos a los que hace frente Rousseff se fundamentan en una serie de maniobras fiscales que el Gobierno llevó a cabo en 2014 y continúo en 2015 con el fin de maquillar sus cuentas.
Estas maniobras podrían llegar a ser considerados “delitos de responsabilidad”, una de las causas que la Constitución brasileña contempla como motivo para la destitución de un mandatario. EFE